RootsWeb is funded and supported by
Ancestry.com and our loyal RootsWeb community.
Learn more.
About Us | Contact Us | Copyright | Report Inappropriate Material
Corporate Information | Privacy | Terms and Conditions | CCPA Notice at Collection
El trabajo que un compa�ero m�o, Juan Ram�n Masolver, ha hecho para mi libro "Nov�sima Oda a Barcelona" sobre el origen, procedencia y mutaciones de los apellidos catalanes, me dio la idea de empezar a investigar cu�ndo se produce el mestizaje en Catalunya y me di cuenta de que aqu�, m�s que en ning�n otro lugar de la tierra, el mestizaje se origin� desde el principio de la existencia del hombre conocido en esta parte de la pen�nsula. Hay que empezar, pues, a hablar de esta cuesti�n desde los or�genes m�s remotos. En el Paleol�tico, por ejemplo, aparece la mand�bula del Neanderthal, en Banyoles, controvertida pero aut�ntica. En el Mesol�tico y en el Neol�tico, en cuevas de Torroella de Montgr�, nos hablan del hombre de Cromagnon, que no quiere decir que sucediera al hombre de Neanderthal; sino que convivieron sin haberse eliminado el uno al otro. Existe la tendencia entre todos nosotros de simplificar las cosas y decir que despu�s de los tal vinieron los cual, como si los otros hubieran desaparecido. No, no es as�. Este Cromagnon deja sus restos en Torroella de Montgr�, como he dicho. Son objetos y �tiles, adem�s de sus propios restos, de piedra pulimentada, de hueso y de cuerno. Son origen tambi�n de lo que llamaremos los pueblos o poblados ib�ricos. En las terrazas del r�o Ter y el Fluvi� se encuentran ya los primeros hallazgos de la Edad del Bronce. Los fenicios llegaron siguiendo la ruta de las islas, las del Egeo, Sicilia y Baleares. Fenicia, como ustedes saben, ocupaba el lugar que hoy corresponde al desgraciado L�bano y sus pobladores eran grandes navegantes que los jud�os emplearon, por ejemplo y seg�n la Biblia, para la visita de Salom�n a la reina de Saba. Los jud�os nunca fueron navegantes y emplearon siempre barcos y dotaciones fenicias. Los fenicios fundaron en nuestro litoral la ciudad de Rodes, hoy llamada Rosas, y seguramente otros enclaves que se han perdido. Comerciaban con las tribus iberas, ten�an gente fija en sus asentamientos y es mucho m�s que probable que se mezclaran con los Iberos. Los griegos llegaron aqu� no desde Grecia sino desde una colonia griega muy rica llamada Massilia, hoy Marsella, y fundaron Empori�n, la actual Ampuries, adem�s de otros enclaves. Comerciaban con el hierro que tra�an y que aqu� no se conoc�a todav�a. Lo cambiaban por otras cosas como vinos, carnes..., lo que pod�an ofrecer las tribus de aqu�. Los griegos tambi�n se mezclaron con los iberos en los puntos donde ten�an colonias mercantiles. Es sorprendente saber que en Catalunya, solamente en Catalunya, hab�a cerca de mil poblados, o tribus que correspond�an a un poblado ib�rico. Los mejores, los mejor conservados y los que m�s se han estudiado son los de Ullastret, Begur, Hostalric, Montjuic, y tantos otros. Ya digo que eran cerca de un millar de poblados iberos catalanes. Por supuesto, no eran todos ellos de la misma etnia y, por supuesto tambi�n peleaban a veces entre s�, o se un�an unos contra otros. Tambi�n practicaban la exogamia. Es decir, el matrimonio de uno de una tribu con otra de otra tribu, etc., lo que puede llamarse mestizaje interior. Los cartagineses vinieron a sustituir a los fenicios en sus asentamientos. Al principio eran pocos, mas su n�mero aument� de tal modo que alarm� a los romanos. Cartago firm� con Roma el tratado del Ebro que Asdr�bal rompi�. Los cartagineses hacen adeptos entre las tribus iberas de lo que hoy es Catalunya. Reclutan soldados iberos y se instalan en Tarraco. Con An�bal, tropas mixtas de cartagineses e iberos deciden avanzar hacia Roma. Hoy se discute si An�bal y su ejercito cruzaron por el Pert�s, o por la Cerda�a. Este avance de An�bal sobre Roma fue el que propici� que los romanos desembarcaran en Espa�a, concretamente en Catalunya. Cneo Escipi�n toma Empori�n el 218 a.d.C; para cortar la retirada a An�bal, puesto que supon�a, luego se confirm�, que An�bal no llegar�a nunca a dominar Roma pese a sus grandes victorias. Los romanos no hicieron solo el desembarco sino que se dirigieron r�pidamente hacia el sur, hasta el Ebro. Pactaron con varias tribus costeras y con ellas combatieron a los cartagineses y a las tribus iberas del interior que les hab�an apoyado. As� aparece la Hispania Citerior con capital en Tarraco. El origen del nombre Hispania es fenicio y quiere decir "tierra de conejos". Los romanos llamaron a esa zona, que va desde la frontera piren�ica hasta el Ebro y pasado el Ebro en tierras de Valencia, la Hispania Citerior, la Espa�a "cerca de nosotros". Lo cual supone que el resto de la pen�nsula no se llamaba Hispania, sino que ten�a otros nombres. Los romanos, la llamar�an posteriormente la Hispania Ulterior, es decir, la de despu�s. El nombre de Hispania, repito, nace de esa zona de terreno que dominaron los romanos a partir del siglo III a.C. Los romanos eran verdaderos colonizadores: m�s que comerciantes eran colonizadores y conquistadores. No existe colonizaci�n que no suponga violencia. La hubo, �c�mo no iba a haberla! Basta recordar a Ind�bil, Mandonio, Viriato, Sagunto, Numancia, etc. Como colonizadores se asentaban en las ciudades y pueblos. Los legionarios que hab�an combatido equis a�os en el ej�rcito, se asentaron en una tierra y contra�an normalmente matrimonio con las mujeres nativas. Con los romanos llegaron tambi�n los jud�os; aunque es muy posible que hubiesen llegado ya con los fenicios. Digo esto porque en los primeros enterramientos, tanto romanos como a veces griegos, se han encontrado inscripciones hebreas que demuestran la antig�edad de su implantaci�n en esta tierra que ellos llamaban Sefarad. Todav�a hoy los jud�os, una parte de los jud�os, se denominan sefard�es, o sea espa�oles. La colonizaci�n romana dur� m�s de seis siglos. Con ella lleg� el cristianismo y tambi�n las primeras santificaciones, como Eulalia en Barcelona. Las obras de Roma en "Catalunya", o Hispania Ulterior, fueron ingentes: carreteras, acueductos, circos, teatros, foros, termas, murallas, etc., y sobretodo impusieron su cultura y su idioma, que dio lugar en esta tierra al catal�n, a lo que despu�s ser�a el catal�n, y en otras al castellano o al gallego. Tambi�n son herencia romana el alfabeto, el sistema monetario, el derecho, la forma de vida en el campo y en la ciudad y los elementos b�sicos de la cocina, aceite, vino y trigo. Cuando empieza a decaer el imperio romano, se dan las invasiones que se llaman de los b�rbaros. En Catalunya, sobretodo, los V�ndalos y los Alanos que saquearon la Tarraconensis, en especial la costera. Pero no se detuvieron aqu� ni se cruzaron con la gente, cosa que s� hicieron en Andaluc�a y norte de Africa. Para pacificar este pa�s y para sustituir, como veremos, el vac�o dejado por una Roma en decadencia, entraron en la Hispania Citerior, o sea aqu�, en Catalunya, el a�o 415, los Visigodos y doce a�os m�s tarde conquistaron Tarraco, donde establecieron su capital. Ellos s� se mezclaron con los ind�genas de nuestra tierra y en verdad parece que substituyeron a los romanos, en plena decadencia, en sus cargos y funciones. Con el tiempo los Visigodos se iberizaron y romanizaron, sobretodo cuando Recaredo abandon� el arrianismo y abraz� el cristianismo, que ya practicaba la poblaci�n en "Catalunya". No s�lo se cristianiz� la Hispania Citerior sino la Ulterior entera. Por supuesto que ellos se dieron cuenta de que entraban en un lugar en donde exist�a un idioma y una cultura muy superiores a la de ellos. Ellos eran guerreros y estaban en plena expansi�n, lo que encontraron aqu� les fascin�, les romaniz� de tal modo que tomaron el lat�n como idioma propio y en �l se expresaron en sus c�digos y leyes. Las primeras leyes que hubo escritas en Catalunya, y referidas a esta zona, est�n hechas en lat�n por visigodos, cosa curiosa. Con ellos puede decirse que empez� o casi empez� la Edad Media. Hab�an pasado ya tres siglos largos desde su llegada y se hab�an ido debilitando poco a poco. La debilidad del reino visigodo facilit� el cruce del estrecho por los musulmanes el 711 d.C. En tan solo doce a�os ya estaban en "Catalunya". Algunas tropas musulmanas continuaron su avance y se adentraron en Francia pero fueron derrotadas en Poitiers y retrocedieron a este lado de los Pirineos. Con la llegada del Islam se produjo otra gran mezcla, puesto que se estuvieron tiempo aqu�. Ellos mismos eran ya unas gentes de aluvi�n, casi todos magreb�s del norte de Africa, conversos que se un�an a esas tropas en su avance, y tambi�n hay que contar con las conversiones al Islam de muchos cristianos de las zonas ocupadas. La zona de "Catalunya" era llamada Afrany por los musulmanes que permanecieron al norte del Llobregat poco m�s de 100 a�os; en cambio, en lo que despu�s se llamar�a "Catalunya-Nova", del Llobregat hasta Valencia y Arag�n, permanecieron m�s de cuatro siglos. Esta diferencia de a�os se nota mucho entre una zona y otra. Las diferencias entre las provincias de L�rida y Tarragona y las de Gerona y Barcelona son notables en el habla, en el nombre de los pueblos. La aportaci�n musulmana fue important�sima. No s�lo se mezclaron con la poblaci�n aut�ctona sino que ense�aron a esa poblaci�n nuevas t�cnicas de cultivo, sobretodo de regad�o. Ellos que ven�an de zonas de desierto, sab�an apreciar la riqueza del agua y organizaron una agricultura que no ten�a nada que ver con la que exist�a entonces: su agricultura se basaba en el aprovechamiento del agua y en la mejora de los cultivos por cruces de semillas. Tambi�n fue muy notable su aportaci�n en la geometr�a, a las matem�ticas y a la gastronom�a. Nombres de herramientas, top�nimos, etc. son clara muestra de su presencia. Y vuelvo a repetir que se cruzaron con los habitantes, que ya eran mestizos, de este territorio, en el que consiguieron muchas conversiones al mahometanismo. Naturalmente la historia no se detiene nunca. Solap�ndose con lo que estaba pasando, sobretodo en la Catalunya Nueva, surgen los Condados Catalanes. Se forman por decisi�n de Carlomagno como frontera, o marca con el Islam, de ah� el nombre de Marca Hisp�nica que el conjunto de Condados recibiera. Fueron, pues, los francos, o sea, los carolingios, quienes hicieron la reconquista aqu�, para evitar un nuevo intento de conquista de su reino por el Islam. Vemos tambi�n como el nombre de Hispania sigue vivo en tiempos de Carlomagno y se llama Marca Hisp�nica al territorio conquistado. Yo me asombro cuando algunos catalanes hablan mal de Espa�a y en realidad est�n hablando mal de un nombre que tuvo su origen aqu�, y es absolutamente demostrable que fue as�. Ludovico P�o tom� Barcelona el 801 d.C. El primer conde de Barcelona se llam� Bera, y sus sucesores, por m�s de 50 a�os, fueron condes francos. Naturalmente, con los francos se inicia un nuevo ciclo de mestizaje. Luego, vino un conde de origen visigodo, que tiene para nosotros mucha importancia, se llam� Jofre el Pel�s, o sea Vifredo el Velloso. Despu�s de �l, todos los condes hab�an nacido aqu�, me refiero a los Borrell, a los Sunyer, etc. El mestizaje se dispara, sobretodo en la Catalunya Norte, en la "Catalunya Vella", la que va de la frontera hasta el Llobregat, en la que empieza a implantarse el feudalismo, mucho m�s duro que en el resto de "Espa�a". El feudalismo dur� mucho m�s y fue m�s cruel en la "Catalunya Vella" que en la "Catalunya Nova". El mestizaje, durante esta etapa, se explica, por la "catalanizaci�n" o impregnaci�n del sustrato ya muy mestizo que hab�a aqu�. Por la ampliaci�n e importancia del Condado de Barcelona se produce un mestizaje producto de la movilidad de las fronteras interiores y exteriores de esa Marca Hisp�nica que todav�a no se llamaba Catalunya. Todo este proceso dura aproximadamente trescientos a�os, desde Berenguer Ram�n I hasta Ram�n Berenguer IV. A partir de aqu� cambia y toma un sesgo nuevo la historia de este pa�s. Catalunya entonces, a�n no se llamaba Catalunya sino Condado de Barcelona. A�n en la boda de Ram�n Berenguer IV aparece la denominaci�n de Condado de Barcelona. El matrimonio se realiza entre la hija del rey de Arag�n, Petronila, y el conde de Barcelona, Ram�n Berenguer IV, entonces se forma la Corona de Arag�n. Al hilo de este matrimonio hagamos notar una cosa curiosa. Mucha gente se pregunta por qu� a este pa�s se le llama, o le llamamos a veces, el Principat o el Principado. Pues bien, es porque Ram�n Berenguer IV, rey consorte de Petronila o Petronella, no se firm� nunca "Jo el Rei", ni "Yo el Rey" porque no pod�a, porque todav�a viv�a Ramiro el Monje que, aunque retirado a un convento, no hab�a abdicado. En todos los documentos en los que aparece la firma de Ram�n Berenguer pone "Jo el Princep" o "Yo el Pr�ncipe". La denominaci�n de principado parte de la firma de este hombre y sus sucesores. La alianza con la corona de Arag�n facilit� la mezcla con los aragoneses, sobretodo en la "Banda de Ponent". Las sucesivas conquistas de territorios en la "Catalunya Nova", en donde dominaban los musulmanes, provocaron nuevos mestizajes y posteriormente con Jaume el Conqueridor, en Valencia y Baleares. Catalanes y aragoneses se mezclaron tambi�n con las gentes de Sicilia, N�poles y Cerde�a. La muerte sin hijos de Mart�n el Humano y el subsiguiente compromiso de Caspe, pusieron al frente de la Corona de Arag�n a Fernando de Antequera, que a trav�s de su hijo Juan II castellaniz�, en parte, Catalunya. Su descendiente Fernando cas� con Isabel de Castilla y firm� la sentencia de Guadalupe que daba la libertad a los Remenses frente a los que dominaban la Generalitat: La Biga. Estos "pagesos de Remensa" dejaron sus tierras, a las que hab�an estado atados, y emigraron a las ciudades, sobretodo a Barcelona, y llevaron su folklore, sus canciones y su manera de hablar, con lo que se produjo un nuevo mestizaje interior. Voy a pasar r�pidamente sobre los Austrias y los Borbones. La ca�da de Constantinopla en poder de los turcos termin� con el comercio catal�n y, por lo tanto, con su riqueza. La poblaci�n disminuy� por pestes y hambrunas. La pol�tica centralista y los abusivos impuestos que el Conde Duque de Olivares impuso a nuestra tierra y a su empobrecida poblaci�n, motivaron, en 1640, el "Corpus de sang" famoso, donde las gentes se rebelaron contra el Virrey, d�ndole muerte. Inmediatamente sigui� la guerra de Secesi�n, durante la cual un can�nigo, Pau Clar�s, que era presidente de la Generalitat, declar� quiz�s un poco precipitadamente la Rep�blica Catalana. Esto termin� mal para Catalunya, p�simamente mal, porque Pau Clar�s entreg� el principado a Francia. Tras la guerra hispano-francesa, Catalunya volvi� a formar parte de Espa�a, y Francia se qued� con el Rosell�n. Todas las guerras son malas pero las que se pierden son a�n peor. La presencia, la influencia francesa y por tanto el mestizaje, se mantiene, aunque con altibajos, a lo largo del tiempo en Catalunya. Las guerras de religi�n francesas, por ejemplo, provocan oleadas de emigraci�n hacia Catalunya, muy especialmente en los siglos XVI y XVII. A mediados de este siglo, alguna comarca, como el Maresme, ten�a una proporci�n de habitantes procedentes de Francia que superaba el 25%. Durante esta etapa se dio una progresiva castellanizaci�n de Catalunya: los nobles, los intelectuales y una parte de la poblaci�n, debido la presencia de funcionarios y de tropas castellanas, y no tanto en los pueblos como en las grandes ciudades, sobretodo en Barcelona. Es decir, antes de llegar a 1714. Desde el siglo XV y parte del XVI, que fue el per�odo de apogeo de las letras catalanas -en Catalunya, Valencia y Mallorca- y hasta la Renaixen�a, el catal�n desaparece pr�cticamente como lengua literaria, aunque el pueblo lo siga hablando. Esto ocurri�, pues, antes de que lo prohibiera Felipe V en el Decreto de Nueva Planta. Ya antes, por influencia de los Austrias y la corte, y tambi�n de la burgues�a catalana, cuyos intereses casi siempre han estado contrapuestos a los del pueblo, se dio esta situaci�n. Desde finales del XVII, Catalunya y la periferia de Espa�a se enriquecen, mientras el interior sufre una paulatina decadencia y despoblaci�n. En cambio Castilla, que era la que hab�a disfrutado del oro y de las riquezas de las Indias, vetadas a Catalunya, empieza a empobrecerse. Comienzan a hacer talas abusivas de �rboles, a dejar las tierras en barbecho, y a vivir como hidalgos arruinados. Todav�a hoy, si pon�is la punta de un comp�s en el centro de Madrid y traz�is un c�rculo de 200 Kms. alrededor, ese es el c�rculo de la miseria de Espa�a. La Guerra de Sucesi�n y la derrota de las fuerzas catalanas que apoyaban al Archiduque de Austria, frente a los partidarios de Felipe de Borb�n, signific� la p�rdida de nuestras "Lleis e Institucions y la proscipci�n de la lengua catalana en los documentos, en la ense�anza y en las predicaciones religiosas. Pero Catalunya se rehace: al abrirse el puerto de Barcelona al comercio con Am�rica, llegan nuevos inmigrantes. Por el abundante trabajo que hay en los astilleros, en los talleres en los que se hac�an botas para transportar los aguardientes y vinos hubo una oleada de inmigraci�n, sobretodo a Barcelona y al Maresme, de mano de obra del resto de la pen�nsula, aragoneses, valencianos, genoveses, sicilianos, rosellonenses, etc. Estos nuevos ciudadanos trajeron sus costumbres y su cultura y se mezclaron con la poblaci�n de aqu�. Muchos de sus apellidos podemos rastrearlos entre los actuales. A finales del siglo XVIII y durante todo el XIX se dispara la industrializaci�n en Catalunya. Tiene como mercado el del interior de Espa�a y de los territorios espa�oles ultramarinos. Telas, vinos, aguardientes, frutos secos, hierro forjado... Todo esto requiere nueva mano de obra que es, la de este per�odo, del interior, es decir de los pueblos de Catalunya a las ciudades. Costumbres y folklore campesino se introducen en las ciudades, principalmente en Barcelona que es la que m�s crece a expensas del campo y de otras regiones, especialmente Arag�n, para la exposici�n de 1888. Anteriormente las dos guerras carlistas provocaron desplazamientos interiores de poblaci�n como ocurri� despu�s con las guerras de Cuba. Total, un siglo de auge catal�n, auge de su lengua casi perdida en las ciudades, aunque no en los pueblos. La instalaci�n del primer tren de la pen�nsula, la l�nea Matar�-Barcelona, atrae una nueva oleada de inmigrantes. La "Renaixen�a" y el modernismo marcan la vida cultural de finales del siglo XIX. Catalunya es entonces una sociedad en la que el biling�ismo sin tensiones es pr�ctica habitual en la vida cotidiana y con normalidad se produce la catalanizaci�n de los sucesivos inmigrantes, valencianos, aragoneses y murcianos. Ya en este siglo, se suceden las luchas obreras, la Semana Tr�gica, la dictadura de Primo de Ribera, la Segunda Rep�blica, el Bienio Negro, el Frente Popular y la Guerra Civil. Parec�a que el mestizaje iba a terminar aqu� pero ocurri� todo lo contrario. El general Franco, que volvi� a prohibir el catal�n, se apoy�, sin embargo, en la burgues�a catalana que, desde finales de los a�os 50, promovi� un aumento de industrias e infraestructuras que necesitaban mano de obra. Los inmigrantes fueron entonces, y en su mayor parte, andaluces, extreme�os y murcianos, y en menor n�mero gallegos y castellanos. Todos llegaron aqu� con sus culturas y costumbres, lenguas y rasgos dialectales. Se catalanizaron, al menos en su segunda generaci�n, se cruzaron con catalanes y catalanas, y aqu� s� que puede decirse que Catalunya fue, m�s que nunca, un aut�ntico crisol de culturas. Hoy d�a, y pese a haber m�s de 3.000.000 de parados, de los cuales casi una cuarta parte pertenecen a Catalunya, est�n llegando nuevos inmigrantes, legal o ilegalmente. Son sus pa�ses de origen, son entre otros, Marruecos, Argelia, Tunicia, Senegal, Nigeria, Gambia, Costa de Marfil y Filipinas. P�rrafo aparte merecen los llegados de Am�rica latina, pues su condici�n es casi siempre legal, y su nivel social bastante m�s alto: casi todos ellos lo son por motivos pol�ticos, y �ltimamente de hambrunas: Rep�blica Dominicana, Per�... Se ha dado recientemente movimientos de tipo racista, con la excusa de que tales inmigrantes vienen a quitarles el puesto de trabajo a los catalanes, cosa que no es cierta ya que ninguna mujer en Catalunya quiere ser "chica de servicio" o criada, y ning�n catal�n acepta los trabajos duros y mal pagados de la recolecci�n de frutos y otros trabajos agr�colas. Acabo con una referencia a un colectivo muy nuestro que desde hace centenares de a�os sigue sufriendo discriminaci�n, malos tratos y marginaci�n. Me refiero a los gitanos, especialmente a los gitanos catalanes cuyo cal� forma parte de nuestra cultura, lo mismo que la rumbita catalana, o el garrot�n de Lleida. Para que Catalunya siga siendo un aut�ntico crisol de culturas, no es suficiente que se hayan incorporado folclores, modas, gastronom�a o m�sica a la cultura ya existente. Es necesario aceptar la cultura de los nuevos y viejos inmigrantes (jud�os, gitanos, europeos...) con m�s amplitud y generosidad que nunca: aqu� hace mucho tiempo que desapareci� el Tribunal de la Inquisici�n, y desde entonces Catalunya ha sido, y debe seguir siendo, la patria y el hogar de todos los que aqu� convivimos.Todos llegaron aqu�
Tierra de conejos
Los musulmanes
Un nuevo ciclo de mestizaje
Los "pagesos de Remensa"
La periferia se enriquece
Los nuevos inmigrantes